Datos personales

Concepción, Chile
Tengo 71años, jubilado hace 6 años,pertenezco a dos conjuntos folclóricos de la tercera edad, separado y en una relación seria reciente, 6 hijos, 6 nietos, 1 bisnieto.

Soy un Ingeniero Civil Metalúrgico de 70 años, amante de la Teosofia con algunas experiencias metafísicas.

viernes, 16 de marzo de 2007

LA SANIDAD

LA SANIDAD

Jesús vino a este mundo a sanar los enfermos, y lo sigue haciendo hoy, pues El dijo que “estará con nosotros hasta la consumación de los tiempos”. El es el mismo de ayer, de hoy y lo será mañana, pues en su esencia Dios es eterno y El es el hijo de Dios.
Las curaciones han existido siempre, desde los “Hechos de los apóstoles” y hoy se difunden en abundancia en todas las iglesias y por todas partes del mundo. Fátima, Lourdes o Guadalupe ya no son centros privilegiados. Para Dios no existen los privilegios.
El don de la sanidad es un carisma más de los seguidores de Cristo y sus carismas. Es un carisma dado a algunos para otros, para que hagan el bien. Y como quien hace la agnación es en verdad El Espíritu Santo, no puede haber un pago remunerativo de por medio, lo que hace la diferencia con la sanidad de los médicos terrícolas para quienes la sanidad es una profesión o para los embaucadores que exigen un pago por sus supuestos servicios.
Gran parte de los apacientes que solicitan tratamiento médico para las enfermedades orgánicas no las padecen y los médicos sólo alivian los síntomas denunciados por el enfermo. La curación total y permanente debe incluir el cuerpo, la mente y el espíritu y al curar la mente y el espíritu, el cuerpo sana solo.

Cristo dijo: “No he venido por los santos sino por los pecadores. No necesitan médico los sanos sino los enfermos”Mt 9.12/13”.

Dios nos quiere sanos. Hay muchos que piensan que Dios nos quiere enfermos, afligidos y sufrientes, como si tuviésemos un Dios sádico, vengativo y rencoroso. Jesús trató de animar a la gente apara que todos estemos sanos en el espíritu, en el cuerpo y en el alma. Pedir la sanidad, por lo tanto, no es pedir contra su voluntad . Si Dios nos quisiese enfermos, ¿Qué razón tendrían los médicos y las medicinas? ¿Podrían contra la voluntad de Dios?
Dios envió a su hijo al mundo para salvar a todos los hombres. Le pone por nombre Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados Mt.1, 21.
Jesús quiere decir salvador, salvación. Es enviado justamente a sanar, a salvar, a liberar. Los ángeles dijeron: “Hoy les ha nacido un salvador” Lc.2.11.
Jesús en la sinagoga de Nazaret leyó las escrituras y anunció su programa de trabajo diciendo:” El espíritu de Dios está sobre Mí porque me ha ungido para:
-Liberar a los presos(o sea para liberar y sanar del pecado)
-Sanar a los afligidos del corazón o sea sanar de las enfermedades espirituales, como el miedo el odio, el resentimiento, remordimiento y complejos.
-Dar vista a los ciegos, o sea, para sanar las enfermedades físicas
-Liberar a los oprimidos, o sea, para sanar de las influencias diabólicas.

Así como a Moisés Dios le dijo: “Yo soy el que soy” en EX 15.26 dice: Yo soy Yahveh, el que sana, como si ser Dios fuese sanar, sinónimo de salvar.
En el nuevo testamento ocupó mucho de su tiempo en sanar almas y cuerpos.
Jesús sana del pecado. En Lc.5.24 dice:” Pues bien, los voy a demostrar que el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paralítico: Levanta tu camilla y vete a tu casa”. En Lc.7.48dice “Entonces dijo a la mujer:Tus pecados te don perdonados”. Jesús sana interiormente.
-Del miedo. En Mt.8.23/27 Quita el miedo a los apóstoles a bordo de una embarcación, en medio de una tempestad.
Nicodemo tenía miedo, pues su posición pública no le permitía declararse abiertamente a favor de Jesús, y or eso lo visitaba de noche. En Jn. 7.50/51 llega a defenderlo ante las autoridades religiosas y en Jn. 19.39/40 se atreve a pedir el cuerpo del crucificado para darle sepultura.
- Sana del odio racial. En Jn.4 , Jesús sana del odio racial a la samaritana a quien la pide agua. La samaritana termina cautivada por el amor de las palabras de Jesús, habiendo
comenzado por rechazarlo por ser judío.
-Sana del remordimiento. Cuando Pedro negó a Jesucristo Lc. 22.62. Sin embargo tras haberlo negado tres veces lo hizo el polar de la Iglesia Católica Jn. 21.15/19
- sana del amor al dinero. Zaqueo era rico y jefe de publicanos. Jesús lo sanó de la ambición al dinero y éste terminó por repartir la mitad del dinero entre los pobres y con la otra mitad devolvió cuatro veces más a quienes había defraudado. Jesús declaró:” Hoy ha entrado olla salvación a esta casa, pues el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido” LC.19. 1/10.

Jesús sana físicamente. Para la gente de aquellos tiempos no existía la separación de cuerpo y espíritu y eran un solo todo. Por eso cuando leemos salvar entendemos también sanar. Jesús sana y salva el alma y el cuerpo
En Lc.5.17 dice:”El poder de Dios se manifestaba en Ël sanando a los enfermos.
En Mt.4.23 Jesús recorría toda Galilea enseñando y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
En Mt. 8.16/17 dice: “Cuando se hizo de noche, le trajeron a Jesús muchas perdonas que tenían espíritu malos e con su palabra echó fuera a los espíritus y también sanó a los enfermos.
En Lc.5.15 dice:”Mucha gente se juntaba para oírle y para que les sanara las enfermedades.
En Jn12.47 dice:”Si alguno oye mis palabras y no hace caso, no soy yo quien lo condene, porque yo no vine al mundo para condenarlo sino para salvarlo”.
En Jn .3.16 dice: “Dios no envió a su hijo para condenarlo sino para salvarlo”

Jesús compartió su ministerio de la sanidad con sus 12 apóstoles y los invistió de poder y autoridad para sanar toda clase de enfermedades y dolencias Lc. 9.1 y Mt 10.1
En Mt.10.778 se dice” Id proclamando que el reino de Dios está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios. Gratis habeis recibido este don, gratis debes darlo.
En los textos anteriores se ve claro que el señor entregó este poder a los12 apóstoles y por lo tanto a quienes continúan con su misión.
En Lc.10.1 8/9 se dice:”Después de esto el Señor designó a 70 discípulos y los envió de 2 en 2 a todas las ciudades y sitios por donde Ël debía pasar y les dijo: En la ciudad en que entren y los reciban, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya en ella y díganles: El reino de Dios está cerca”.
Loa discípulos eran las gentes que lo seguían , como lo somos nosotros ahora, que seguimos sus enseñanzas, por lo tanto todos, de una amanera o de otra estamos llamados a ejercer el carisma de la sanidad. Por lo menos podemos elevar una oración por la salud de nuestros hermanos aunque al ejercicio de este ministerio sólo algunos serán llamados en forma más directa o plena. En Cor.12.9.28.30 dice: “Algunos, por el mismo espíritu reciben poder para sanar enfermos. Dios ha dado cargos especiales a cada uno en la iglesia. En primer lugar…Después los que sanan enfermos……
En Hechos de los apóstoles, vemos muchas curaciones hechas por ellos en el nombre del Señor. Mc 6.12/13 Lc. 10.17 Mc 16.20.
Los cristianos de los primeros tiempos estaba convencida que había recibido autoridad y poder para sanar y por eso oraban pidi9endo más este carisma
Con respecto al sufrimiento y la muerte podemos decir que si bien Dios permite el sufrimiento, no lo desea para nosotros, pero a veces lo usa a favor del conseguimiento de sus designios. ¿ A caso cuando castigamos a nuestros hijos para corregirlos y perfeccionarlos no sufren ellos transitoriamente sin que nuestra intención sea procurarles in mal y esa reprimenda lleva una buena intención que en el fondo va en beneficio del sufriente?
Otras veces sufrimos para beneficio de otros, como por ejemplo cuando entramos a un hospital y allí se nos pone al lado de una persona a quien le hablamos de Dios y le mostramos el camino. El bien que hacemos en ese instante es mucho más trascendente que nuestra corta estada en el centro hospitalario. Dios nos usa de instrumento y luego, sin lugar a dudas nos da una recompensa por nuestro trabajo. El sufrimiento puede separa beneficio de uno mismo o para beneficio de otro, pero nunca para regocijo de Dios.
Con respecto a la muerte, una persona que ha conocido personalmente al Señor no tiene miedo a la muerte. Sabe que no es el final, sino el principio de una verdadera vida a la que está llamada. En Juan 11 dice:”El que drea en mí, aunque haya muerto vivirá y el que esta vivo y cree en mi, morirá para siempre. La muerte es la sanidad y liberación de todos nuestros males corporales. El miedo a la muerte que mucha gente siente es el máximo enigma de la vida. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo, pero su máximo tormento es el temor a la desesperación perpetua. El hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz, situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte no es sino un paso necesario para ponerse a disposición del supremo hacedor y si nuestra vida está ligada a Cristo por muestras acciones a nada tenemos que temer de nuestro futuro. El sufrimiento que a veces sentimos en nuestra alma se debe a que deseamos condicionar nuestra existencia a nuestras expectativas y sentimos rencor contra Dios porque la vida no se pone a nuestra disposición olvidando las palabras de Cristo, que cuando nos enseñó a orar nos dijo que repitiéramos “…Hágase Señor tu voluntad (y no la nuestra ) así en la tierra como en el cielo ”. Es, pues, nuestra soberbia la que nos hace sufrir hasta la muerte.

Para lograr la sanidad se deben dar 4 pasos importantes:
El primero es La vuelta a Dios. En Eclo. 38.9 dice “Hijo, en tu enfermedad no te amargues , ruega (vuélvete) al Señor que El te sanará.
La medida de la misericordia que el Señor usa con nosotros es la esperanza que en ella tenemos. De aquí que Jesús repetía al hacer sus milagros “Que te sea hacho conforme a tu fe”.”Tu fe te ha salvado”.
Gran parte de las enfermedades corporales tienen su origen en un desorden psíquico, ya sea por una falta nuestra cometida en tiempos lejanos al presente o por algún sufrimiento que otros los hayan impuesto o que estemos viviendo por la acción de otros en contra nuestra. El ordenar estos hechos es previo a la medicina del médico ya que si no desaparece la causa, el resto en sólo aliviar los síntomas, pero no curar el real origen del mal. El encontrar la causa, el desterrarla, muchas veces con el perdón, es la herramienta fundamental para la sanidad, incluso sin médico.
El segundo paso es el arrepentimiento. En Eclo 38.10 dice “Apártate del pecado, endereza tu conducta y limpia tu corazón de toda culpa. El génesis es el mayor ejemplo de cómo el mal es el ,producto de nuestros malos actos. Por eso, en Stg 5.16 dice: “Confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros para que sean sanados.
Una sincera confesión de los pecados es fuente de paz y ésta en si misma es una curación que lleva a una sanidad integral.
Depresiones, hipertensiones, parálisis, pérdida del habla, asmas bronquiales, alergias, dolores de cabeza, colon espástico y ,muchas otras enfermedades suelen tener un origen psíquico ,más bien que orgánico.
Dios no necesita que uno le cuente sus pecados. El, que es omnipresente lo sabe todo, incluso antes de que pase. “No se mueve un cabello en el mundo sin que Él lo sepa”. ¿ Por que entonces eso de la confesión? Porque al confesarnos nos vemos obligados a hacer una recapitulación y análisis de nuestros actos, lo que nos permite reconocer nuestros errores y proponernos el no reincidir, pudiendo, incluso, llegar a proponernos voluntariamente el reparar el daño que eventualmente hubiéremos hecho y si éste es irreparable podemos proponernos un acto compensatorio de aquella mala acción. Si hubiéramos roto un jarrón no habríamos podido repararlo, pero al menos podemos reemplazarlo por otro equivalente. He allí el valor de la confesión.
El tercero es hacer ofrendas a Dios, generosas, de acuerdo con nuestros recursos.. Eclo 38.11. Pero recordad que Cristo dijo ”Misericordia os pido, no sacrificios”. La ayuda a otros seres de menores recursos parece ser lo más cercano a l amor que Cristo predicara.. Pero aún allí debemos usar el discernimiento para dar a quien se ayuda a luchar y lo a quien hacer de la mendicidad una profesión para financiar sus vicios.. ¡Hay tantos hogares de niños huérfanos y de ancianos a quienes ofrecer nuestras ofrendas a Dios!
El cuarto y último paso a seguir es ir a un médico, porque también a él lo creó Dios. Dios nos puede curar a través de él , ya sea en la formulación de la receta o actuando sobre sus manos durante una intervención quirúrgica, si oramos para que así sea.
El perdón sana. Cuando alguien nos hiere y nos apegamos a esa herida no podemos amar..Interponemos un muro entre esa persona y nosotros excluyendo incluso a los demás.
Cuando somos nosotros los que herimos nos encerrarnos en nuestra culpa.. El perdón capacita para amar y crecer tanto a la persona que lo otorga como a la persona que lo acepta. Nos reconcilia con los demás. Cura el espíritu y en una gran aparte de los casos también el cuerpo.
El perdón es una decisión. Me decido a perdonar y punto. En Mt 5.23 dice:”Cauando ores, olvida todo lo que tengas en contra los demás. Jesús fue más allá y dijo:” Si al presentar tu ofrenda junto al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda y ve primero a reconciliarse con tu hermano ;después ven a orar” Mt5.23/24
Es una decisión de amar a la persona como es y no como nosotros quisiésemos que ella fuera..
A veces oímos que se nos dice: Me gustaría que fueses más cariñoso, que fueses más culto, que fueses más inteligente, que no roncaras tan fuerte, que te levantaras más temprano, que durmieras más horas, etc., etc., etc. Entonces equivaldría a decir que me gustaría otra persona que tuviera esas características y por lo tanto tu no me gustas y no es a ti a quien amo. Me gusta otra persona que todavía no he encontrado y que debería ser así o asá. AMER significa decir” me gustas tal como eres “a pesar” de tus defectos (o imperfecciones). Te amo con tus virtudes y tus defectos sin pretender cambiarte por otro. Así nos ama Dios. Si Dios no nos amara porque no somos perfectos como El, sería terrible para nosotros. No amaría a nadie, pues nadie es perfecto, excepto El.. Es bueno perdonar cuando se nos pide perdón, pero perdonar cuando no se nos ha pedido perdón, es sublime.
Debemos perdonar primero a Dios, cuando lo acusamos injustamente de nuestras desgracias y dolencias. Sólo Dios sabe por que hace las cosas, pero estas son siempre para nuestro bien.. Debemos perdonar al prójimo. Hombre que a hombre guarda odio!¿Cómo puede esperar de Dios la curación?! “Confía tu causa al Señor y vence el mal haciendo el bien Rm.12.19/21”.
Cristo nos dijo_ “Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden Mt 6.12.”
¿Cuántas veces he de perdonar, preguntó Pedro a Cristo? ¿ Siete veces?
-“70 veces 7, respondió Jesús, queriéndole decir infinitas veces”
Debemos perdonarnos a nosotros mismos. Si nos miramos al espejo y nos encontramos feos, flacos o gordos, pobres, tontos, con lunares, y nada de eso nos lo perdonamos, tendremos un eterno resentimiento para con Dios y para con nosotros mismos Aceptémo0nos como somos viendo que lo bueno en nosotros supera con creces aquellos detalles que no nos gustan. Al fin, nadie es perfecto.
Debemos liberarnos también del hábito de creer que siempre tenemos un oponente, o sea alguien que no está de acuerdo con nosotros. Nadie es medallita de oro para caerle bien y gustarle a todo el mundo y todos tenemos personas a las que les caemos bien y otras a las que le caemos ni tan bien o que francamente les caemos mal. Eso es normal. Respetemos esas opiniones adversas, como también nosotros tenemos opiniones diferentes frente a los demás.. El fanático, el revolucionario, pretende que todos los demás piensen y sientan como él.. El verdadero revolucionario hace la revolución dentro de si mismo para aceptar él a todos los demás, tal como son y finalmente termina siendo aceptado por todos.
So una persona no quiere aceptar tu perdón, ofrécelo a Dios en una plegaria y esta acción puede tener un efecto mayor a lo que uno imagina.. Para sanar hay que perdonar. No va lo uno sin lo otro y para ser vehículo de sanidad, no podemos tener rencores internos. Debemos estar sanos nosotros primero. Después pensar en ayudar a sanar a los demás. Por eso, repasemos nuestra vida desde nuestra niñez, perdonando mentalmente a todos cuanto nos puedan haber cañado u ofendido, voluntaria o involuntariamente. Perdonemos a nuestros padres, hermanos, tíos, abuelos, primos, vecinos, compañeros de estudios, pololos, novios, profesores, extraños que puedan haber dañado nuestra infancia, muestro sexo, o nuestra reputación, extraños que de una u otra amanera ni hayan perjudicado o estafado en los negocios o en el trabajo, extraños que hayan perjudicado a nuestros seres queridos, a nuestros hijos o padres, o hermanos, nueras, yernos, obispo, párroco, médico y cualquier persona a quien en algún momento hayamos pensado que nos ha infringido una herida o dolor, sea este físico, o en el alma y que todavía recordemos Pensemos que a lo mejor lo hicieron sin saber o sin querer, o presionados por oros factores ajenos a muestro conocimiento, pero sí, al conocimiento de Dios que será, al fin, quien los juzgue. Recordemos que Cristo perdonó a los que lo estaban crucificando diciendo:”Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
El baño de luz: Este es una ayuda que se le puede pedir encarecidamente a Dios para encontrar respuesta algo que nos molesta y nos hace sufrir. Puede ser la causa de un bloqueo o trauma o una razón a aquello que nos impide progresar espiritualmente.
Una persona que tenía problemas de constantes infidelidades con cu pareja le preguntó al señor:¿Qué debo hacer con tantas infidelidades de mi pareja?
-“Perdón”. Fue la respuesta.
-¡Pero Señor!. “Ya he perdonado tantas veces y las infidelidades se siguen repitiendo y no mejora la situación!.
-¡Perdón!
-¡Pero Señor, Es que perdonando se aprovechan de mi perdón. Ya me cansé de perdonar.
-¡Cuando te digo “Perdón” no me refiero que perdones a tu cónyuge, sino que tu te perdones de no ser la pareja que tu cónyuge esperaba y en ti no ha encontrado.. Pídele perdón por no ser como tu cónyuge necesita y lo merece. Pídele perdón por juzgarlo y condenarlo y por no ser solícita y cariñosa como él como lo eres con otras personas-
Para pedir un baño de luz, se debe buscar un lugar tranquilo, como Jesús en el monte de los olivos. Se debe imaginar a Jesús muy humano, como se le apareció a los discípulos después de su resurrección y conversar con Ël hasta que Él nos responda. Debemos hacer silencio para escuchar la respuesta. No cotorrear con otra u otras personas. A algunos les puede resultar más fácil escribir en vez de hablar. Es preciso hacerlo tantas veces como sea necesario. No existe regla fija. Si, seriamente queremos conocer las causas de nuestros males, Dios nos las revelará y entonces seremos como un espejo que refleja la gloria del Señor e irradiaremos paz,tanto para nosotris como para los demás.
MPC/ mpc 05.06 .97 .-


C/mpc 10.03.07.ci

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