LA ANUNCIACIÓN EN LA IGLESIA CARISMÁTICA
Formaba yo parte de la Iglesia Carismática (em adelante la IC) desde hacía algunos años. Mi esposa seguía con la idea de adoptar una guagua y en tal sentido se lo hizo saber a una integrante del grupo, de profesión abogado, amiga que frecuentaba nuestra casa. Esta, por motivos inherentes a su profesión, nos presentó a una señorita universitaria que estaba en apuros. Tras una relación amorosa había quedado embarazada.Su pareja se había corrido, se había esfumado para eludir la responsabilidad. Sus padres estaban separados. Su padre había formado un nuevo hogar en el que no era bienvenida. Su madre, por su parte, de profesión peluquera, vivía con un conviviente que no trabajaba y que estaba gran parte del tiempo solo en la casa, por lo que, el quedarse viviendo en ese hogar, no le aseguraba una estada tranquila . La pronta llegada de la criatura a producirse en unos diez días más la obligaría a abandonar la universidad y abandonar también sus estudios, lo que sería la ruina de su vida. La entrega en adopción de esa criatura no deseada en ese momento y sin padre solucionaría de inmediato sus problemas y podría retomar sus estudios, a un año de recibirse y comenzar a ejercer. Quedó de llamarnos cuando naciera para formalizar la eventual adopción.
Un día, en una de la reuniones de la Iglesia Carismática, en el momento del silencio y la recepción de las profecías que algunos seres presentes en la reunión reciben como un don de Dios, me concentré y con mucha fe le pedí a Dios que en uno de los mensajes me diera una idea si lo de la adopción iba a resultar o no. Cual sería mi sorpresa cuando a los pocos instantes, una asistente a la reunión que tenía el don de las visiones entregó el siguiente mensaje:
“ Veo a nuestro Señor Jesucristo que se viene acercando a este grupo. Trae de la mano a un ser pequeño de unos 6 años y se lo presenta al grupo. Luego da la bendición a todos los integrantes del grupo y se va, dejando a la persona que trajo en medio del grupo”. La gente del grupo no entendió la profecía, pero para mi quedo clarísimo. La adopción era un hecho y así se lo hice saber a mi señora. Sin embargo pasaron dos y tres semanas y la guagua no llegaba. Supimos que la señorita había tenido la guagua y que ya no la daría en adopción, pues se había reconciliado con su madre quien la tendría en su casa. Parecía desmoronarse la profecía recibida en la Iglesia Carismática. Para mi era un misterio desconcertante. Mi fe estaba en tela de juicio. A la semana siguiente nos invitaron unos amigos el Domingo a su casa de campo en Hualqui en donde iban a celebrar la primera comunión de su hijo. Como teníamos compromisos en nuestro campo de camino a Bulnes no pudimos llegar a la hora de almuerzo y llegamos como a las tres de la tarde. Unas quince personas estaban ya haciendo sobremesa a la cual nos incorporamos. Mi esposa entre otras cosas contó la historia de nuestra fallida adopción. En la mesa en donde conversábamos, y sin que nosotros lo supiéramos, estaba sentada la jueza de menores de Chillán, quien nos ofreció que si queríamos adoptar un menor la visitáramos en su lugar de trabajo en Chillán cualquier lunes, miércoles o viernes de 2 a 6 PM o los martes, jueves o sábado en la mañana. Ella era muy amiga de nuestros amigos, los dueños de casa y quizá ya nos conocía de referencias.
En la noche, conversamos con mi esposa y ella estuvo dispuesta a ir al día siguiente, que era lunes, a Chillán a conversar con la jueza. Yo consideré que si se trataba de tomar la decisión de elegir algún menor, lo menos que podría hacer era acompañarla, pero yo trabajaba todos los días de la semana así es que decidí pedir permiso en mi trabajo para acompañar a mi esposa a Chillán, después del mediodía. Me concedieron el permiso a las 11 del día.A las 11.30 A.M estaba en mi casa y a las 12 horas, tras una liviana merienda, íbamos camino a Chillán, llegando al juzgado como a las 14 horas. Tras conversar con la jueza, que nos atendió sin demora, ésta nos dio una orden para visitar una niñita en un hogar de menores a unas 13 cuadras del juzgado distancia que cubrimos en no más de 10 minutos en el auto. En una fuente de soda cercana compramos un peluche y unos dulces. Nos presentamos a la encargada del hogar y tras una demora de 5 minutos apareció con una niñita de unos 6 años de la mano de la encargada. Esta es la niñita indicada por el tribunal, nos informó. La menor corrió hacia nosotros y , como un náufrago que se aferra a una tabla de salvación se aferró a mis piernas, mientras la emoción me embargaba.
¿Quieres que seamos tus papás?, le preguntamos.
Si quiero, dijo ella tímidamente mientras recibía de mi parte el peluche que le llevábamos.
de regalo. Su carita no era del todo linda, pero era de razgos agradables. Tras una llamada por teléfono al juzgado se nos autorizó para sacarla del hogar y llevarla al juzgado. Una vez allí, debímos fiirmar una declaración por la cual la aceptábamos en custodia temporal. También a ella le hicieron firmar con el dedo una declaración por la cual ella nos aceptaba como padres tentativos y a las 6 PM de ese mismo día lunes, sin que lo pudiéramos creer, íbamos de regreso a Concepción, con nuestra nueva hija.
No vimos otra menor, pues era lo que Dios nos había puesto en el camino; era la niñita que Dios en la reunión de la IC nos había anticipado. Era un milagro.!Cuántas menores esperan por años la oportunidad de ser rescatadas del abandono!.! Cuantas niñas no son nunca elegidas y tras llegar a su mayoría de edad, a los 18 años salen al mundo a la suerte de éste!.! Cuántas veces matrimonios que quieren adoptar un hijo esperan años para tener éxito en su solicitud!.
!Cuantos matrimonios hacen largas listas de espera que a veces son eternas! y a nosotros nos tocó esperar desde las 3PM de un día domingo hasta las 6PM del día lunes siguiente. Sólo 27 horas. Había intervención Divina. No nos cabía duda. Cuando Dios le manda un hijo a algún matrimonio éste debe recibirlo y hacer de él lo mejor que se pueda, aunque nazca mongólico, feo, ciego, flaco, gordo, rubio o moreno. ¿Cómo podría yo elegir uno entre varios, como si se tratara de elegir una fruta de un canasto, en donde se elige la más grande o la más roja o la más bonita? Por esa razón, siendo Dios quien nos había puesto a esa menor en el camino, sólo cabía aceptarla con nuestra mejor disposición. Se había cumplido la profecía hecha en la IC. Mi fe se reforzó con este indiscutible testimonio. Con la ropa que traía puesta, y que nos comprometimos a devolver, nos la entregaron en custodia, por un período de prueba para ambas partes. Nosotros y ella. Tras un año en nuestro poder y unas visitas de parte del juzgado de menores de Talcahuano para verificar que la menor estaba bien cuidada, este tribunal nos dio la adopción plena. Para pasar la dependencia de la niña a nuestra libreta de matrimonio y quedara como hija legítima de nuestro matrimonio se hizo desaparecer todos los antecedentes previos que tenía la niña. La inscribimos en el Registro Civil como si hubiera nacido recién; elegimos unos nombres diferentes que le ayudaran a olvidar su anterior existencia y desde ese momento en adelante la llamamos Florencia Jesús . Florencia porque simbolizaba la belleza de las flores en el mundo de las cuales ella era una, la más hermosa en ese momento. Jesús, porque sin duda que fue por participación expresa de Jesús el porqué Florencia llegó a nuestra casa y para que El estuviera siempre presente en la vida de Florencia, que en más de una oportunidad se preguntará más adelante: ¿Por qué me pusieron Jesús? ¿Quién fue ese Señor que llevaba tal nombre que hoy cubre mi persona?
Yo pensaba que esa niña era un premio que recibía de parte de Dios por la labor en el ministerio de la música que gratuitamente hacía en el grupo de la IC al que pertenecíamos en la Iglesia de San Agustín . Con el tiempo me comencé a dar cuenta que no era un premio sino una tarea, una gran y difícil tarea la que Dios nos había encomendado.
Debí aprender a ser tolerante y a perdonar, a desarrollar la paciencia hasta casi el infinito y pretender mostrar el camino crístico a un espíritu que estaba muy pero muy distante de los valores cristianos nuestros y con esfuerzo y tesón acercarla a los valores cristianos.
¿Cuántas veces he de perdonar a los demás, siete veces? Le preguntó Pedro a Jesús, quien le contestó:” setenta veces siete,”queriéndole indicar infinitas veces. Así es el amor que Dios siente por cada uno de nosotros. Dios nos perdona todas las pequeñas faltas que cometemos desde los tiempos más remotos y siempre está esperando que en nuestro comportamiento nos acerquemos a El. Sólo que Florencia no cometía “pequeñas” faltas sino que todas bien grandotas. Pensando siempre en Dios la he perdonado con santa paciencia, esperando que alguna vez cambie su forma de ver la vida y su comportamiento se asemeje más al que Dios espera de nosotros.
El mensaje de Cristo durante su corto paso por el mundo lo dejó plasmado en el perdón. Cuando sus enemigos lo estaban crucificando y le enterraban una lanza por sus costados y le daban a beber vinagre Cristo dijo : “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen” y cuando le dijeron los apóstoles a Jesús, Enséñanos a orar a Dios, Jesús les dijo: Digan sencillamente: Padre nuestro que estás en los cielos..............”Y PERDONA NUESTRAS OFENSAS ASI COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN”..........
Por estas razones mis esfuerzos por convivir con Florencia los he llevado casi hasta el extremo y a veces me parece que ya casi no soy capaz de seguir soportando la enorme tarea que Dios puso sobre mis hombros. Solo espero que así como a mi me puso una tarea que estoy tratando de cumplir en la mejor forma posible. También a Florencia le puso una tarea al bajar del cielo a esta tierra. Todas las cosas que le han pasado no son sino pruebas de Dios que tiene que tratar de superar y sobreponerse a ellas ciñiéndose a los dictados de su código o evangelio.
Florencia debe aprender a “PERDONAR” a todos los que en su infancia le hayan hecho mal y causado sufrimientos. Debe ofrecer esos sufrimientos a Dios como si fueran un ramillete de flores. Debe perdonarse en primer lugar a elle misma, por todas las faltas que sabe que ha cometido en contra de los demás a quienes como a mi, me ha agredido verbal y físicamente , etc. Dios a través mío le dice “NO ME IMPORTA TU PASADO. ENTRÉGAME TU PRESENTE Y YO ME ENCARGARE DE TU FUTURO". Pero el entrégame tu presente significa “Reconozco las faltas que he cometido para con los demás, me doy cuenta que no debí cometerlas, te pido perdón mi Dios y te prometo desde el fondo de mi corazón el esforzarme en no volverlas a repetir, comprometiéndome desde este momento en cumplir con cada uno de los mandamientos de la ley de Dios”." Se que Dios tiene los ojos fijos puestos en mí y que me premiará cada vez que me porte bien o me corregirá si me desvío del camino perfecto".Porque uno mismo es el artífice de lo que nos va ocurriendo cada día en la vida y Dios le da a cada uno lo que se merece.
Espero hija mía que este relato, cuando lo leas,te recuerde lo que muchas veces te he dicho verbalmente y lo puedas repasar tantas veces como te sea necesario.
Para Florencia, con amor, en el día de su 15° cumpleaños
Tu padre Hualpén , otoño del 2005
Tus quince años
(Para Florencia.09.06.2005)
Feliz me sentí cuando llegaste
A formar el ramillete de mis hijos
Y aunque no naciste de mi sangre
Como hija, Dios te puso en mi camino.
Como todos que no eligen a sus hijos
Ni a sus padres ni conocen su camino
Fue Jesús quien eligió que yo te amara
Y la de amarnos es lo que traes por destino.
Debes aprender que tu pasado fue enseñanza
Y trata que tu actuar sea prudente
Para que Dios al terminar tu vida
Te ponga de ejemplo para el resto de la gente
Pido a Dios que al cumplir tus quince años
Le abras a Cristo las puertas del corazón
Para que El pueda entrar y se establezca
Y desde tu alma broten ríos de su amor
-o-
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Formaba yo parte de la Iglesia Carismática (em adelante la IC) desde hacía algunos años. Mi esposa seguía con la idea de adoptar una guagua y en tal sentido se lo hizo saber a una integrante del grupo, de profesión abogado, amiga que frecuentaba nuestra casa. Esta, por motivos inherentes a su profesión, nos presentó a una señorita universitaria que estaba en apuros. Tras una relación amorosa había quedado embarazada.Su pareja se había corrido, se había esfumado para eludir la responsabilidad. Sus padres estaban separados. Su padre había formado un nuevo hogar en el que no era bienvenida. Su madre, por su parte, de profesión peluquera, vivía con un conviviente que no trabajaba y que estaba gran parte del tiempo solo en la casa, por lo que, el quedarse viviendo en ese hogar, no le aseguraba una estada tranquila . La pronta llegada de la criatura a producirse en unos diez días más la obligaría a abandonar la universidad y abandonar también sus estudios, lo que sería la ruina de su vida. La entrega en adopción de esa criatura no deseada en ese momento y sin padre solucionaría de inmediato sus problemas y podría retomar sus estudios, a un año de recibirse y comenzar a ejercer. Quedó de llamarnos cuando naciera para formalizar la eventual adopción.
Un día, en una de la reuniones de la Iglesia Carismática, en el momento del silencio y la recepción de las profecías que algunos seres presentes en la reunión reciben como un don de Dios, me concentré y con mucha fe le pedí a Dios que en uno de los mensajes me diera una idea si lo de la adopción iba a resultar o no. Cual sería mi sorpresa cuando a los pocos instantes, una asistente a la reunión que tenía el don de las visiones entregó el siguiente mensaje:
“ Veo a nuestro Señor Jesucristo que se viene acercando a este grupo. Trae de la mano a un ser pequeño de unos 6 años y se lo presenta al grupo. Luego da la bendición a todos los integrantes del grupo y se va, dejando a la persona que trajo en medio del grupo”. La gente del grupo no entendió la profecía, pero para mi quedo clarísimo. La adopción era un hecho y así se lo hice saber a mi señora. Sin embargo pasaron dos y tres semanas y la guagua no llegaba. Supimos que la señorita había tenido la guagua y que ya no la daría en adopción, pues se había reconciliado con su madre quien la tendría en su casa. Parecía desmoronarse la profecía recibida en la Iglesia Carismática. Para mi era un misterio desconcertante. Mi fe estaba en tela de juicio. A la semana siguiente nos invitaron unos amigos el Domingo a su casa de campo en Hualqui en donde iban a celebrar la primera comunión de su hijo. Como teníamos compromisos en nuestro campo de camino a Bulnes no pudimos llegar a la hora de almuerzo y llegamos como a las tres de la tarde. Unas quince personas estaban ya haciendo sobremesa a la cual nos incorporamos. Mi esposa entre otras cosas contó la historia de nuestra fallida adopción. En la mesa en donde conversábamos, y sin que nosotros lo supiéramos, estaba sentada la jueza de menores de Chillán, quien nos ofreció que si queríamos adoptar un menor la visitáramos en su lugar de trabajo en Chillán cualquier lunes, miércoles o viernes de 2 a 6 PM o los martes, jueves o sábado en la mañana. Ella era muy amiga de nuestros amigos, los dueños de casa y quizá ya nos conocía de referencias.
En la noche, conversamos con mi esposa y ella estuvo dispuesta a ir al día siguiente, que era lunes, a Chillán a conversar con la jueza. Yo consideré que si se trataba de tomar la decisión de elegir algún menor, lo menos que podría hacer era acompañarla, pero yo trabajaba todos los días de la semana así es que decidí pedir permiso en mi trabajo para acompañar a mi esposa a Chillán, después del mediodía. Me concedieron el permiso a las 11 del día.A las 11.30 A.M estaba en mi casa y a las 12 horas, tras una liviana merienda, íbamos camino a Chillán, llegando al juzgado como a las 14 horas. Tras conversar con la jueza, que nos atendió sin demora, ésta nos dio una orden para visitar una niñita en un hogar de menores a unas 13 cuadras del juzgado distancia que cubrimos en no más de 10 minutos en el auto. En una fuente de soda cercana compramos un peluche y unos dulces. Nos presentamos a la encargada del hogar y tras una demora de 5 minutos apareció con una niñita de unos 6 años de la mano de la encargada. Esta es la niñita indicada por el tribunal, nos informó. La menor corrió hacia nosotros y , como un náufrago que se aferra a una tabla de salvación se aferró a mis piernas, mientras la emoción me embargaba.
¿Quieres que seamos tus papás?, le preguntamos.
Si quiero, dijo ella tímidamente mientras recibía de mi parte el peluche que le llevábamos.
de regalo. Su carita no era del todo linda, pero era de razgos agradables. Tras una llamada por teléfono al juzgado se nos autorizó para sacarla del hogar y llevarla al juzgado. Una vez allí, debímos fiirmar una declaración por la cual la aceptábamos en custodia temporal. También a ella le hicieron firmar con el dedo una declaración por la cual ella nos aceptaba como padres tentativos y a las 6 PM de ese mismo día lunes, sin que lo pudiéramos creer, íbamos de regreso a Concepción, con nuestra nueva hija.
No vimos otra menor, pues era lo que Dios nos había puesto en el camino; era la niñita que Dios en la reunión de la IC nos había anticipado. Era un milagro.!Cuántas menores esperan por años la oportunidad de ser rescatadas del abandono!.! Cuantas niñas no son nunca elegidas y tras llegar a su mayoría de edad, a los 18 años salen al mundo a la suerte de éste!.! Cuántas veces matrimonios que quieren adoptar un hijo esperan años para tener éxito en su solicitud!.
!Cuantos matrimonios hacen largas listas de espera que a veces son eternas! y a nosotros nos tocó esperar desde las 3PM de un día domingo hasta las 6PM del día lunes siguiente. Sólo 27 horas. Había intervención Divina. No nos cabía duda. Cuando Dios le manda un hijo a algún matrimonio éste debe recibirlo y hacer de él lo mejor que se pueda, aunque nazca mongólico, feo, ciego, flaco, gordo, rubio o moreno. ¿Cómo podría yo elegir uno entre varios, como si se tratara de elegir una fruta de un canasto, en donde se elige la más grande o la más roja o la más bonita? Por esa razón, siendo Dios quien nos había puesto a esa menor en el camino, sólo cabía aceptarla con nuestra mejor disposición. Se había cumplido la profecía hecha en la IC. Mi fe se reforzó con este indiscutible testimonio. Con la ropa que traía puesta, y que nos comprometimos a devolver, nos la entregaron en custodia, por un período de prueba para ambas partes. Nosotros y ella. Tras un año en nuestro poder y unas visitas de parte del juzgado de menores de Talcahuano para verificar que la menor estaba bien cuidada, este tribunal nos dio la adopción plena. Para pasar la dependencia de la niña a nuestra libreta de matrimonio y quedara como hija legítima de nuestro matrimonio se hizo desaparecer todos los antecedentes previos que tenía la niña. La inscribimos en el Registro Civil como si hubiera nacido recién; elegimos unos nombres diferentes que le ayudaran a olvidar su anterior existencia y desde ese momento en adelante la llamamos Florencia Jesús . Florencia porque simbolizaba la belleza de las flores en el mundo de las cuales ella era una, la más hermosa en ese momento. Jesús, porque sin duda que fue por participación expresa de Jesús el porqué Florencia llegó a nuestra casa y para que El estuviera siempre presente en la vida de Florencia, que en más de una oportunidad se preguntará más adelante: ¿Por qué me pusieron Jesús? ¿Quién fue ese Señor que llevaba tal nombre que hoy cubre mi persona?
Yo pensaba que esa niña era un premio que recibía de parte de Dios por la labor en el ministerio de la música que gratuitamente hacía en el grupo de la IC al que pertenecíamos en la Iglesia de San Agustín . Con el tiempo me comencé a dar cuenta que no era un premio sino una tarea, una gran y difícil tarea la que Dios nos había encomendado.
Debí aprender a ser tolerante y a perdonar, a desarrollar la paciencia hasta casi el infinito y pretender mostrar el camino crístico a un espíritu que estaba muy pero muy distante de los valores cristianos nuestros y con esfuerzo y tesón acercarla a los valores cristianos.
¿Cuántas veces he de perdonar a los demás, siete veces? Le preguntó Pedro a Jesús, quien le contestó:” setenta veces siete,”queriéndole indicar infinitas veces. Así es el amor que Dios siente por cada uno de nosotros. Dios nos perdona todas las pequeñas faltas que cometemos desde los tiempos más remotos y siempre está esperando que en nuestro comportamiento nos acerquemos a El. Sólo que Florencia no cometía “pequeñas” faltas sino que todas bien grandotas. Pensando siempre en Dios la he perdonado con santa paciencia, esperando que alguna vez cambie su forma de ver la vida y su comportamiento se asemeje más al que Dios espera de nosotros.
El mensaje de Cristo durante su corto paso por el mundo lo dejó plasmado en el perdón. Cuando sus enemigos lo estaban crucificando y le enterraban una lanza por sus costados y le daban a beber vinagre Cristo dijo : “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen” y cuando le dijeron los apóstoles a Jesús, Enséñanos a orar a Dios, Jesús les dijo: Digan sencillamente: Padre nuestro que estás en los cielos..............”Y PERDONA NUESTRAS OFENSAS ASI COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN”..........
Por estas razones mis esfuerzos por convivir con Florencia los he llevado casi hasta el extremo y a veces me parece que ya casi no soy capaz de seguir soportando la enorme tarea que Dios puso sobre mis hombros. Solo espero que así como a mi me puso una tarea que estoy tratando de cumplir en la mejor forma posible. También a Florencia le puso una tarea al bajar del cielo a esta tierra. Todas las cosas que le han pasado no son sino pruebas de Dios que tiene que tratar de superar y sobreponerse a ellas ciñiéndose a los dictados de su código o evangelio.
Florencia debe aprender a “PERDONAR” a todos los que en su infancia le hayan hecho mal y causado sufrimientos. Debe ofrecer esos sufrimientos a Dios como si fueran un ramillete de flores. Debe perdonarse en primer lugar a elle misma, por todas las faltas que sabe que ha cometido en contra de los demás a quienes como a mi, me ha agredido verbal y físicamente , etc. Dios a través mío le dice “NO ME IMPORTA TU PASADO. ENTRÉGAME TU PRESENTE Y YO ME ENCARGARE DE TU FUTURO". Pero el entrégame tu presente significa “Reconozco las faltas que he cometido para con los demás, me doy cuenta que no debí cometerlas, te pido perdón mi Dios y te prometo desde el fondo de mi corazón el esforzarme en no volverlas a repetir, comprometiéndome desde este momento en cumplir con cada uno de los mandamientos de la ley de Dios”." Se que Dios tiene los ojos fijos puestos en mí y que me premiará cada vez que me porte bien o me corregirá si me desvío del camino perfecto".Porque uno mismo es el artífice de lo que nos va ocurriendo cada día en la vida y Dios le da a cada uno lo que se merece.
Espero hija mía que este relato, cuando lo leas,te recuerde lo que muchas veces te he dicho verbalmente y lo puedas repasar tantas veces como te sea necesario.
Para Florencia, con amor, en el día de su 15° cumpleaños
Tu padre Hualpén , otoño del 2005
Tus quince años
(Para Florencia.09.06.2005)
Feliz me sentí cuando llegaste
A formar el ramillete de mis hijos
Y aunque no naciste de mi sangre
Como hija, Dios te puso en mi camino.
Como todos que no eligen a sus hijos
Ni a sus padres ni conocen su camino
Fue Jesús quien eligió que yo te amara
Y la de amarnos es lo que traes por destino.
Debes aprender que tu pasado fue enseñanza
Y trata que tu actuar sea prudente
Para que Dios al terminar tu vida
Te ponga de ejemplo para el resto de la gente
Pido a Dios que al cumplir tus quince años
Le abras a Cristo las puertas del corazón
Para que El pueda entrar y se establezca
Y desde tu alma broten ríos de su amor
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