Datos personales

Concepción, Chile
Tengo 71años, jubilado hace 6 años,pertenezco a dos conjuntos folclóricos de la tercera edad, separado y en una relación seria reciente, 6 hijos, 6 nietos, 1 bisnieto.

Soy un Ingeniero Civil Metalúrgico de 70 años, amante de la Teosofia con algunas experiencias metafísicas.

martes, 12 de junio de 2007

TRAS EL UMBRAL (Testimonio desde el más allá)

TRAS EL UMBRAL (Testimonio desde el más allá)

Ese día, toda la junta médica, unánimemente después del reconocimiento al cual habían sometido a mi organismo físico, decretaron que yo iba a una franca mejoría y pronto comenzaría la convalecencia para mí.
El día, iluminado en ese momento por el sol, ahuyentaba las nubes, que muy temprano esa mañana habían presenciado los habitantes del simpático Puerto de Valparaíso. Las nubes oscuras que hacían ver al día de un color gris opaco se habían disipado.
Ese día 14 de Agosto era el símbolo de mi vida que luchaba por afianzarse y triunfar ante las nubes que, en forma de complicaciones, anunciaban la proximidad de la muerte. Pero mi organismo había reaccionado satisfactoriamente ante la opinión médica, optimismo que contagiaba a mis familiares y amigos.
Sólo yo, intuitivamente presentía que esos eran los últimos resplandores de mi vida que se apagaba como una bujía carente de combustible. Mi alma presentía que se aproximaba el término de mi vida terrenal y que sería llamado a rendir cuentas ante el tribunal supremo.
En mi angustia interna volví mis ojos a la religión católica a la que había pertenecido desde que tenía uso de razón. Habiendo sido educado en el Colegio de Los Padres Franceses, deseé confesarme con mi mismo profesor y director espiritual que me había guiado en la época escolar y éste escuchó mis cuitas. Y así fue. Llamado a pedido mío a mi lecho de enfermo, me dio los últimos sacramentos. Con una gran congoja por los remordimientos de mi conciencia, yo llamaba a la que por prejuicios y convencionalismos pasionales había alejado de mi lado.Llamaba a la que no había dejado de amar, puesto que un gran amor nos había unido.
Quería reparar el daño causado a su corazón, antes de partir en el gran viaje, pues al irme quedaba desamparada y expuesta su alma a tantos peligros y sentía no poder asegurarle un porvenir sin zozobras.
Con dolor vi llegar la muerte sin ver cumplidos mis deseos, pues el egoísmo de los míos frustró mis más caros anhelos..Mientras los médicos, llamados apresuradamente ante el repentino cambio del mi estado de salud, batallaban por recuperar las fuerzas vitales de mi organismo, que se había agravado repentinamente por algunas complicaciones, mi alma recorría todos los acontecimientos de mi breve vida, pues contaba con 29 años cumplidos.
Desfilaban ante mi vista espiritual todos los paisajes de mi juventud, adolescencia, niñez e infancia, llegando hasta el estado prenatal en que a mi espíritu le fue ordenado venir a la tierra a una experiencia más para ganar en adelanto espiritual. Todos los acontecimientos fueron pasando ante mí como una película que se devuelve, desde el instante en que mi cuerpo se debatía en el estado de coma, y así retrocediendo sin que se escaparan los más minuciosos detalles que yo había olvidado y que fueron saliendo uno a uno del arcón de la memoria. Retrocediendo, llegué a verme como un infante en los brazos amorosos de mi santa madre, luego, retrocediendo aún más me ví como una célula en embrión transformándose en feto humano, y en ese instante vi flotar mi alma alrededor de esa masa informe que más adelante, con el proceso de metamorfosis, sería mi cuerpo. Y seguí retrocediendo y siguieron pasando ante mi vista muchas escenas de pasadas épocas que a veces creí verlas o presentirlas como vividas por mí y que ahora se aclaraban en recuerdos, pues pertenecían a mi mismo, o sea a mi yo espiritual que era quien había vivido en distintas edades y diferentes cuerpos y sexos todas estas experiencias en la tierra. Me preguntaba por qué mi alma no las había recordado para que en algunas oportunidades me hubiesen iluminado para aprovechar mejor las experiencias vividas en la tierra y así haber crecido más.
Comprendía ampliamente las leyes de la evolución y con ellas la amorosa Paternidad Divina que en la Justa Ley de la Reencarnación nos da la oportunidad de cancelar las deudas anteriores. Así, ganando en las experiencias que el maestro dolor pondrá en las pruebas de cada destino en el aspecto que tenemos que adelantar, nos da la oportunidad de arrepentirnos de nuestros errores pasados y venciéndonos en nuestros defectos y pasiones animales crecer internamente y alcanzar a medida de nuestro propio esfuerzo el estado divino de pureza y perfección espiritual.
Y así, imperceptiblemente fueron apagándose poco a poco el funcionamiento de los sentidos que me conectaban con el mundo físico y abriéndose los mismos sentidos pero en su parte psíquica para el plano o mundo en el cual iba a morar.
Y así debatiéndose mi alma en el dolor y arrepentimiento pasé de un mundo a otro. Eran las tres de la madrugada del día 15 de Agosto de 1930.
Brevemente pase por un estado de somnolencia espiritual y luego, sintiéndome vibrante de vida, pues aunque me veía el mismo, ya no tenía la opresión de mi cuerpo físico, con sus dolencias y enfermedades, pues flotaba y me era más fácil moverme.
Con curiosidad y a la vez extrañeza de mi parte veía el dolor de los que me rodeaban el cuerpo que yo había abandonado, porque no comprendía que lloraran ante unos despojos que yo había dejado y que ya no me servían. Ahora me sentía más libre, no me aquejaban las dolencias de momentos antes. Quise hablarles para hacerles saber mi recuperación, como yo le llamaba a mi nuevo estado, pero con gran estupefacción de mi parte vi que ni siquiera reparaban en mi presencia.
Un poco molesto por su dolor, sin razón para m í, los quise remecer, tocarlos para que me vieran bueno y sano y esa fue mi primera lección que recibí en mi nuevo estado. Mi mano pasaba a través de ellos sin rozarlos, pues era transparente y de una materia más sutil. Luego me miré y comprendí que era el mismo que estaba tendido en el lecho. Lo que nos diferenciaba era que la expresión del otro no tenía ninguna manifestación de vida.
A la orilla del lecho lo miraba con un poco de dolor, porque había comprendido que ese cuerpo con toda la semejanza exterior que yo siempre había reconocido como mío hoy era mi cadáver y los seres que lo rodeaban lloraban su muerte.
¡Oh! Gran verdad que recién aprendía: Yo estaba vivo y si se quiere con más vida que antes.
Angustiado pensé qué iría a ser de mí, ya que los del mundo que acababa de dejar no me reconocían ni me veían porque aún cuando seguíamos juntos, allí mismo, sin salir de la habitación algo muy grande nos separaba. Sentía congoja y miedo, un miedo aterrador de soledad y abandono, cuando una corriente vibratoria que no había percibido antes, me hizo volver la cabeza hacia donde venía y con gran alegría vi a mi querida madre a la que había perdido en mi niñez. Estaba muy hermosa, mucho más hermosa que antes de perderla, envuelta en una bellísima luz de un material todo fosforescente.
Me abrazó con mucho cariño y me dio la bienvenida al mundo espiritual al que yo acababa de pasar, pues me dijo que había sido designada para esta misión por haber sido mi madre en la tierra.
El terror y el miedo de antes se disipó, pues yo no estaba solo y comprendí que ella no me abandonaría en adelante. Ella, como adivinando mi sentir íntimo me dijo que sí, siempre que las Jerarquías Superiores se lo permitieran y, aunque no veía sus labios moverse, la comprendía perfectamente.
En ese instante sentí que un dolor muy intenso me invadía.. No era un dolor físico, no los que había experimentado antes, sino un dolor en el alma que iba intensificándose cada vez más. Mi madre me hizo una seña y abandonamos la habitación donde quedaron mis deudos atareados en los preparativos de los homenajes póstumos que iban a rendir a mis despojos.
Me di cuenta que ahora me era más fácil moverme pues las murallas y puertas no eran obstáculos a nuestro paso y aún a las personas las atravesábamos con facilidad sin molestias para ninguno.
El dolor lo seguía sintiendo agudo como una nostalgia y se acentuaba más y más a medida que avanzábamos en nuestro viaje. Con una rapidez de segundos hicimos un viaje de millas y pronto comprendí donde me llevaba mi madre y cual era el motivo de mi dolor. Ahí, frente a mí, estaba la mujer que yo tanto había llamado cuando intuía mi fin y a la que debía una compensación. Ahora la tenía frente a mí pero ella no me veía claro, presentía, pues mi recuerdo se intensificaba en ella.
Yo le hablé, la abracé y le expliqué mi nuevo estado, pero ella estaba cerrada y mi madre me explicó que aquella mujer tenía facultades psíquicas, pero no desarrolladas y era por lo mismo que no podía verme ni oírme. Todos sus órganos psíquicos estaban aletargados y talvez más adelante irían a desarrollarse cuando estuviera más purificada su alma. No sabía nada de mi enfermedad, ni menos de mi muerte. Yo le pedí a mi madre que le explicara a ella todo el cambio que yo había sufrido.
Comprendiendo mi dolor mi madre prometió que iba a buscar los medios de que ella lo supiera. La rodeó y al envolverla en unos de esos como tules luminosos ví que en ella despertó el deseo de comunicarse conmigo y apresuradamente salió en dirección al periódico al que yo, años antes, había pertenecido, a inquirir noticias mías, pues me creía en el norte como así le había informado yo tiempo atrás.
Nosotros, invisibles a sus ojos, la acompañamos y yo a un amigo común lo inspiré tal como lo había hecho mi madre con ella, para que fuese a su encuentro y le dijese la verdad de mi defunción, pues él ya había sido informado por teléfono de mi deceso. No creyó ella la noticia y pensó que era una broma de mal gusto pues me percibía vivo, puesto que yo permanecía a su lado y en realidad yo me sentía vivo, pleno de vida, no animal como antes sino una vibración de vida que era mía, que nunca terminaría y en la que se habían ido todas las molestias, achaques y dolencias propias de mi materia humana.
Ella me percibía vivo, no muerto. Era verdad, vivo estaba a su lado, pero no vivo al plano terrenal sino vivo en nuestra verdadera esencia, vivo en mi ser espiritual.
Ahora podía leer los resentimientos y pensamientos de los seres por medio de diferentes tonalidades que irradiaban de la misma persona que las emitía y que cambiaban de color según también iban cambiando las emociones y pensamientos.. Esta también era una nueva lección que estaba aprendiendo en mi nuevo estado de vida, a leer y conocer a los seres por medio de sus auras.
Me había separado yo de la que había sido mi envoltura terrenal y ya había aprendido tantas verdades que, si no hubiera sido por la congoja que me conmovía al percibir el dolor de los que amaba y que verdaderamente sentían mi desesperación del plano terrenal yo me habría sentido muy feliz, porque ahora vivía la verdadera vida. La vida de mi ser etérico, liviano, pleno de vibraciones que me envolvían como dándome baños de fuerza.
Me movía, veía y actuaba concientemente sin haberme apartado de la tierra, pero sintiendo que, aunque no me había alejado de ella, estaba muy distante e imposibilitado de comunicarme con los seres que eran queridos.
Y así fue como asistí a mis funerales. Escuché los discursos rimbombantes, muchos de ellos faltos de sinceridad. La máscara de dolor que se colocaron de acuerdo a las circunstancias la percibía en algunos de los que habían sido mis compañeros de labores, y que realmente sentían mucha alegría interna por mi desaparición del medio que íntimamente ambicionaban para ellos.
Ahora me daba cuenta claramente quienes me habían querido de verdad y quienes no.
Cuán engañado estaba yo antes, al creer en exteriores hipócritas y falsos.
Cuán engañoso es el mundo y sus vanidades ya que de poco sirve todo ello cuando despojado de todo lo que se cree propio se encuentra uno acá, tras el velo, en el mundo de los muertos, como lo llamamos en la tierra.
Una congoja infinita se envolvió en su arrepentimiento tardío. Qué no habría dado yo por volver y haber tenido la oportunidad de reparar mis errores, de haberlos borrado para siempre por medio de buenas obras, practicando las virtudes a las que antes daba el título de añeja moral.
Las Leyes Divinas son inflexibles y justas y dan a cada ser lo que merece y yo, que muy poco me había preocupado de mi crecimiento espiritual recibí en la justa Ley el grado que mi conciencia merecía pues, según el estrado de conciencia que se gana cuando le toca pasar al plano o mundo astral que tiene moradas divinas, llenas de gozo para las almas que avanzaron y supieron vencer sus pasiones egoístas, y también hay soledades sombrías, pobladas de almas errantes atormentadas, pues sus conciencias son sus severos y eternos jueces, muchas de ellas arrastrando todavía la pasión insaciable que las roe internamente hasta purificarlas y librarlas totalmente de ellas.
Y así empecé mi dura purificación astral ,sintiéndome vivo con el acicate de muchos aspectos pasionales (pues recordarán que al dejar la tierra yo contaba con 30 años no cumplidos) en un atormentador estado de conciencia que golpeaba a mi alma en el dolor por las víctimas de mi egoísmo y de todos los errores cometidos.
Me atraía por mis apegos materiales y pasionales al plano físico del que no me alejé, desoyendo los sabios consejos y exhortaciones de mi madre. Por afinidad y atracción recíproca, trataba de no apartarme de la que había sido mi mayor afecto en la tierra. Y cuánto la dañé con mi aberración, pues al acercarme a ella empañaba su destino envolviéndolo en mis propias sombras. Y así éramos dos almas purificándose una en un plano y la otra en el otro, pero ambas ligadas por el afecto que las unía.
El tormento de los celos egoístas mordía mi alma que aprovechaba las oportunidades que podía en los instrumentos que se me prestaban para torturarla y, así, haciendo comparaciones con el pasado me añorara más intensamente.
Con tantos sufrimientos y ayudado por los seres de Luz que se interesaron por mi bien, fui purificándome y mejorando en mi estado de conciencia, pues me fui despegando un poco de la tierra para atender a las lecciones que tenía que aprender de las Leyes Espirituales.
Al alejarme mejoré en parte el destino de mi amada, no total pues, como ser que iba a dar grandes pasos más adelante como Médium, tenía que pasar por pruebas purificadoras que la iban a preparar para el destino y misión que más adelante le abriría las puertas del conocimiento y la verdad.
El primer paso en el avance a mi progreso espiritual fue el desprendimiento de mi afecto egoísta a la que consideraba tan mía.
Antes, en mis sombras espirituales, la veía debatirse en el caos de su destino trunco en que yo la dejé por mi egoísmo. Desesperado quería ayudarla y como no poseía luz en conocimientos de las Leyes Espirituales sólo en mayores caos sumergía su destino.
Así fue que en un momento de debilidad de su espíritu, en un paroxismo de desesperación quiso poner fin a sus días en la tierra, cansada ya de tanto sufrir, e ingiriendo una fuerte dosis de oxicianuro de mercurio se debatió en un hospital entre la vida y la muerte durante varios días. Entonces fue cuando vi acudir a ella en auxilio, a sus Guías espirituales que más adelante, en su destino se acercarían a ella para desarrollarla cuando se hubiera ya purificado y librado de todo lastre pasional. A mi me retiraron de su lado y con infinito amor me instruyeron en Verdades que yo ignoraba y en un gran deseo de ser bueno, de ser útil, de hacer feliz a todos los que había dañado vibró mi alma en el Amor Universal y con ello las sombras que me envolvían se desprendieron de mi alma y me inundó una gran paz.
Había entrado a un plano más puro de conciencia y ahora estaba en condiciones de ser instruido y preparado para que más adelante pudiera ser útil como servidor en el Plan Divino de la Jerarquía Espiritual de la Humanidad.
Muchas etapas he trascendido paulatinamente a medida que me he hecho merecedor y que ellas han sido superadas por mi espíritu, sólo puedo deciros que sé, me queda mucho todavía que crecer, pues el camino de la evolución es infinito y tiene muchas etapas que deben ser superadas por el alma hambrienta de progreso espiritual.
De esa alma atribulada, oscura, envuelta en un enorme lastre pasional que dejó la tierra hace treinta y tres años ya no queda nada pues la Gracia Divina y la ayuda espiritual ha sido tan grande conmigo, que me fui desprendiendo de uno tras otro de todos los apegos materiales, pues los pasionales fueron vencidos totalmente.
Al alma a la cual estoy ligado por lazos espirituales, vencido para siempre todo afecto terrenal, la ilumino con mi Luz y la protejo para que a su vez sea ella luminaria en la tierra en el resto de vida que le queda, para todas las almas a quienes pueda guiar por el sendero del bien evitándoles por medio de su crecimiento interno las dolorosas experiencias post-morten que me tocó sufrir por mis errores.
Pues debeis saberlo y sacad el provecho de esta experiencia mía, que quien viva sólo para su cuerpo y para satisfacer sus apetitos y ambiciones de índole material, que recuerde que ese cuerpo un día tendrá que dejarlo y aunque dude de la veracidad en la existencia del más allá, quiéralo o no, dude o no, tendrá que llegar acá y enfrentarse igual que me tocó a mí, con el Tribunal Supremo, en donde su peor testigo será su propia conciencia..
No es una utopía lo que os digo. Día a día, minuto a minuto, de distintas edades, de diferentes sexos, están continuamente transmutando hacia este plano, corroborando una verdad. Sólo sois peregrinos de paso en la tierra y vuestra verdadera patria es la espiritual, puesto que sois espíritus envueltos en materia física prestada, que un día dejareis cuando hayais cumplido la misión por la que bajasteis a la tierra.
Ineludiblemente todos, sin excepción alguna, tenemos que pasar por el trance de la transmutación de un plano a otro y si esta verdad la poneis en duda admitiendo que sólo para vosotros existe la muerte y que no hay más vida que la que conoceis en el presente, si empeñados en esta aberración insistís en negar la existencia del más allá y la supervivencia del alma; ¡qué triste!. Qué oscuro porvenir le espera a la vuestra cuando os toque la hora final y os encontreis con el grave error vuestro , al veros con vida , pero sin vuestro cuerpo físico, arrepentidos pero tardíamente de vuestra testarudez y escepticismo porque ya nada podreis remediar. La negación de la Verdad no hace que esta deje un instante de existir. Y la negación de algo que no se ha comprobado es propio sólo de seres fatuos y pequeños. Porque el hombre sabio, cuando más sabe, es cuando menos sabe que sabe. La sabiduría, a medida que crece un alma y va adquiriéndola paulatinamente en su evolución espiritual es algo tan grande y maravilloso como una gota de agua en un océano o un grano de arena en un desierto. Así se siente un alma iluminada y bañada en la Luz y Sabiduría Divina, cuando llega a percibirla. Es tan superior lo Divino y tan pequeño lo humano, aún cuando el uno es parte del otro, como la gota de agua lo es del océano y el grano de arena lo es del desierto.
No mireis tan ligeramente la finalidad de vuestro actual destino, más que nadie vosotros, pues les tocará a muchos vivir la crucial época que pasará la humanidad con los cambios que están anunciados ya hace siglos por seres predestinados y que en distintas edades hablaron y dejaron sus profecías y videncias sobre la era actual.
Muchas de esas profecías ya se han cumplido y otras vendrán a sucederse en época próxima.
Recordad que sólo las guerras devastarán la tierra. Epidemias, cataclismos, grandes cambios atmosféricos y enfermedades desconocidas llegarán en respuesta a la fiebre de materialismo y recrudecimientos pasionales que se apoderará de los que no reconocen más ley que la del Yo, y la carne.
Muchos buscarán los caminos superiores, pero sin querer desprenderse del lastre pasional no podrán elevarse. El peso los atará a la tierra, pues sus pasiones serán más fuertes en ellos que su anhelo interno de crecer espiritualmente. Y así se formarán muchos títulos y subtítulos espirituales, pero la verdadera Luz en muy pocos será verdadera. Porque hay que tener en paz la conciencia, despojándose para siempre de lo que la mancha y con ella limpia y en paz, pretender ascender espiritualmente. Entonces, sólo entonces puede haber luz de Verdad..
Es tan propio del ser humano, no aprender por consejo ajeno, pero, si alguno de vosotros, en la vibración que dejase al escribir estas páginas, percibís mi íntimo anhelo de vuestro bien y de vuestra futura felicidad, más adelante, ya transpuesto el velo, nos reuniremos. Si mi vibración de Luz y Amor que a través de éstas páginas hoy las habeis percibido y creeis en lo que os digo y cuidando el futuro vuestro poneis en práctica mi advertencia y mi consejo, nos encontraremos acá, y en una felicidad que no tiene parangón con la humana viviremos instantes de iluminación Divina, Tú, por haber escuchado la voz de alerta de un alma que vibrando en amor Divino quiso salvarte y Yo, feliz por haber sido esa alma que te ayudó.

QUE LA PAZ DEL SEÑOR SEA PARA TI Y PARA TODOS VOSOTROS.

domingo, 3 de junio de 2007

El Padrenuestro

EL PADRENUESTRO

Desde que era pequeñito había rezado el Padrenuestro que me enseñara mi madre con la indicación que debía rezar cada día antes de dormirme. Lo aprendí de memoria y lo recité durante toda la vida, como se repite una poesía, sin siquiera pensar en su texto. Más adelante lo recé como un rosario, cinco grupos de 10 padrenuestros. Como era un tanto tediosa la tarea, intentaba minimizar el tiempo ocupado repitiendo el texto memorizado como las tablas de multiplicar en el colegio. Nunca pensé profundamente en el contenido de lo que decía.
Hoy, después de vivir 70 años y de haber pasado múltiples experiencias de vida humana y muchos contactos con los seres superiores al servicio de Dios, me he dado cuenta que basta rezar un solo padrenuestro, pero bien meditado y lo rezo como sigue:

PADRE: Cuando a Jesús le preguntaron ¿Cómo debemos orar al Padre Celestial? Jesús les respondió:" Oren como sigue: Padre nuestro………etc." No somos nosotros los que nos reconocimos como hijos de Dios sino que Jesucristo nos pidió que lo llamáramos PADRE. No sólo Yo sino todos los habitantes del globo. Somos todos hijos de Dios, los buenos, los regulares y los malos (o menos buenos) .y como hijos de Dios nuestra verdadera identidad es la de ser seres de vida eterna e inmateriales, semejantes a Dios. Nuestro cuerpo físico es transitorio y sin trascendencia. Se desintegrará a nuestra muerte , oportunidad en que nuestra vida eterna se separará y quedará a disposición del Supremo Hacedor. Si nuestra vida es eterna y la vida humana dura entre 70 y 80 años,como dice el Salmo 91, es la nada misma con respecto a una vida eterna, es a penas un pequeñísimo período de tiempo, no pudiendo ser el destino de nuestra existencia espiritual. Hemos tenido una larguísima vida antes de nacer en ésta y tendremos el resto de la eternidad para seguir existiendo en el universo, donde Dios nos destine. Luego Dios nos tiene transitoriamente en este plano, en este mundo, cumpliendo un papel que Él conoce, pero no es el objetivo único de nuestra existencia.
NUESTRO: Jesucristo no dijo Padre mío o tuyo, o de los cristianos, o de los católicos, o de los de este continente, o sólo los buenos. Dijo “Nuestro”, de todos, sin excepción. Padre mío, tuyo, del vecino, de mi amigo y de mi enemigo, de los buenos y de los malos. De los que creen en Dios y de los que todavía no creen en Él. Dios no discrimina. Si lo hiciera dejaría de ser justo y por lo tanto, dejaría de ser Dios. Para todos brilla el sol, para todos es el mar y la atmósfera y la tierra. Los límites geográficos son invenciones del hombre, no de Dios y por ser del hombre son transitorios y sujetos a interminables conflictos bélicos y se han ido modificando permanentemente a lo largo de la historia. Las guerras no cesarán mientras pretendamos afirmarnos en los límites físicos de la tierra actuales o cualquiera que sean. Cuando Moisés salió de Egipto siguiendo las instrucciones de Dios para buscar la tierra prometida, sin encontrarla jamás, quizá fue mal interpretado pues la tierra prometida era todo el globo terráqueo. Así se diseminaron por todos los países del mundo sin darse cuenta que siempre estuvieron en la tierra prometida y todavía lo están. Somos los hombres los que no queremos compartir el pedazo de tierra que hemos cercado, con nuestros vecinos, debiendo ayudarnos mutuamente en vez de enfrentarnos belicosamente. Cuando nuestra vida terrenal termina para el cuerpo, el alma se libera de su encierro y. en el cielo, no existen aduanas, monolitos ni estacas. Dios nos acoge todos por igual. Somos todos hijos de Dios y Dios ES INFINITAMENTE JUSTO Y SUS LEYES SON ETERNAS Y NO DISCRIMINAN. Si lo hicieran, Dios dejaría de ser perfecto y dejaría de ser Dios, al menos para mi.
QUE ESTAS EN LOS CIELOS: Dijo “Que estás” no dijo que estuviste, que estarás o cuando estés. Es un presente permanente, porque Dios es eterno. Dijo en los cielos. ¿Qué son los cielos?. Todo aquello que está más allá del mundo que nos rodea. Los que conocemos la inmensidad del universo y la pequeñez de nuestro mundo nos damos cuenta que somos un grano de arena en un rincón de una cancha de fútbol. No conocemos el límite del universo. Puede ser que sea aún mayor a lo que podemos imaginar….Y Dios está allí. Dios no puede ser menor que el Universo pues está en todas partes y todo está bajo su control. Dios tiene que ser mayor que el universo, por lo menos del mismo porte. Quizá sea el mismo universo, pero “pensante”. Dios no puede tener forma, no puede tener los límites físicos que conocemos. Si los tuviera sería un ser limitado y nosotros seríamos superiores a él, pues seríamos capaces de ver sus límites y ver donde no está, luego ya no estaría en todas partes. La pequeñez del hombre se ve reflejada en las religiones que le han asociado un cuerpo semejante al de los hombres, un ser viejito, cuando Dios no puede estar viejito pues es eterno.
Jesús dijo “Hay muchas moradas en la casa de mi Padre” o sea en todas esas moradas está Dios pues forman parte de su casa que es el universo entero. No imaginemos a Dios entonces con un cuerpo cualquiera que ese cuerpo sea. Dios puede ser concebido por mí como Energía en todas sus manifestaciones.El universo pensante.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Santificado, porque eres Santo y ser Santo se traduce como no tener maldad, no tener pecado, no tener falla alguna. Eres la perfección, y lo que creas, también debe ser perfecto, por lo que nosotros que fuimos creados por Dios estamos destinados a alcanzar algún día la perfección, día en que nos le uniremos, en un constante camino de acercamiento que es la causa de nuestra existencia actual. Somos aún imperfectos, y él lo sabe y nos ama así, como nosotros amamos a nuestros hijos aún cuando se portan mal. DIOS ES AMOR y amar es DAR sin esperar recompensa. Dios da su amor como la abeja la miel, porque es abeja sin preguntar quien comerá esa miel que prepara, como los árboles dan sus frutos sin preguntar quien y para quien serán cosechados, como los océanos dan sus peces que se inmolan para alimentar otras especies sin preguntar quien los pescará, como el sol entrega su energía calórica, sin preguntar a quienes llegará.
Si Dios es amor, la imagen de un Dios castigador o vengativo que se le atribuye en algunas publicaciones religiosas son sólo invenciones del hombre, destinadas a controlar y dominar a sus congéneres a lo largo de la historia. Todas esas publicaciones son creaciones del hombre en todas las épocas y para darle fuerza y hacerlas creíbles se las han atribuido a Dios. Dios nunca escribió nada, ni Dios ni Jesucristo. Los escritos han sido publicados por los hombres, inspirados por Dios, en un idioma original de la época, pero a lo largo de la historia esos escritos originales han sido traducidos a más de una centena de idiomas. En cada traducción se le ha adulterado el sentido de las palabras y de las frases, sin o con intenciones conducentes a ganar poder y ascendencia sobre los demás por aquellos que propiciaron tales traducciones. Pero Dios nos dio el libre albedrío y el don del discernimiento para decidir que creer y que no creer y nos juzgará no por lo que creamos o dejemos de creer sino por nuestros actos. “Por sus frutos los conocereis” dijo Jesús.
VENGANOS SEÑOR EN TU REINO: Haz que el reino tuyo llegue hasta nosotros y nos envuelva o que nosotros lleguemos a tu reino y nos empapemos de tu filosofía para que nosotros seamos una ínfima parte pero de tu causa. Eres tan humilde que siendo tan poderoso, creador del cielo y de la tierra, al crearnos a nosotros nos hiciste libres de elegir entre el bien y el mal y tu no entras a nuestro corazón si nosotros desde adentro no abrimos las puertas de este corazón y te pedimos que mores en el. De ser así tu entras y moras en nuestro corazón y riges en todo nuestro actuar. He aquí mi corazón abierto para que tu reino se extienda y me envuelva y me haga parte de tus instrumentos destinados al bien.
HÁGASE , SEÑOR, TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO. Hágase ,Señor, TÚ voluntad, y no la mía, porque siempre estamos pidiéndote cosas que a nosotros nos parecen las más apropiadas para llevar una vida fácil, sin sacrificios, sin amor hacia los demás sino a nosotros mismos. Esas peticiones bien sabes no son las más apropiadas para alcanzar la vida eterna, no son las que necesitamos para crecer espiritualmente, que es el objetivo de esta vida. Tú sabes que es lo que más necesitamos, pues Tú nos vas dando según nuestras necesidades y/o nuestros merecimientos. Frecuentemente somos como los niños pidiendo dulces. Sabemos que si les damos todos los dulces que nos piden terminarán con todos los dientes picados. Así también, si tu nos dieras todo el confort material que t6e pedimos no necesitaríamos pensar para vivir y no nos desarrollaríamos. Cuando dejamos este mundo material Tú recibes nuestra vida espiritual y tras el juicio por nuestro quehacer de la vida material recién terminada decides soberanamente sobre nuestro destino. Tú decidirás ,Señor, si veré a mis familiares que se fueron antes, si volveré a la tierra en otro curso de aprendizaje, si continuaré con mi aprendizaje en otro plano, en el plano espiritual, en este o en otro planeta. Nuestra verdadera esencia es espiritual y nuestro crecimiento continuará por toda la eternidad. Sólo tú conoces el plan que me tienes preparado y cual es el paso siguiente. Por eso, hágase ,Señor, tú voluntad y no la mía.
EL PAN NUESTRO DE CADA DIA DADNOSLO HOY. Confío en ti, Señor, que cada día tendré cómo subsistir y no debo perder tiempo en cuestionarme si tendré o no más adelante para subsistir. Tu alimentas las aves del cielo.¿Porqué temer entonces que no nos vas a mantener si valemos tanto o más que ellas? Hablamos del pan nuestro, no sólo del mío, por lo que debemos procurar que los que viven cerca de nosotros tengan también que comer y si no tienen debemos compartir lo que nos has dado. Tu le das pan a todos. Nosotros debemos, a tu semejanza, darles el pan a todos los que nos rodean. He ahí la medida de nuestra generosidad. Si alguna vez nos falta, es porque nos lo merecemos y será por un corto período, como cuando dejamos a nuestros hijos sin cenar por un mal comportamiento ocasional. Y dádnoslo hoy, cada día es un hoy, no debemos acaparar riquezas para asegurarnos todo el futuro, como si más adelante el pan se fuera a acabar. Debemos tener fe en tus palabras.
Y PERDÓNANOS , SEÑOR NUESTRAS DEUDAS (OFRENSAS) ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES (LOS QUE NOS OFENDEN). Ese fue el mensaje que nos dejaste en tu bajada a la tierra, “El perdón”. Mientras te crucificaban pedíste perdón para los que te estaban quitando la vida.”Perdónalos ,Señor, porque no saben lo que hacen, dijiste. A Pedro lo invitaste a perdonar setenta veces siete y aquí nos invitas a perdonar a los que nos ofenden, pues así como sea nuestra generosidad para perdonar a los demás, así será también vuestro perdón para con nuestras faltas. A veces nos hacen una ofensa que consideramos terrible, nos violan, nos engañan, nos roban y a veces nos matan a uno de nuestros familiares más cercanos, Creemos que no merecemos tales ofensas y no podemos perdonarlas. Nos olvidamos que tu fuiste sometido en tu calvario a ofensas mucho mayores que las que nosotros recibimos, hasta os quitaron la vida, habiendo tenido una vida sólo de obras buenas para con los demás y , sin embargo moriste pidiendo perdón para tus verdugos. Ese fue tu ejemplo como legado. Quizá esas ofensas que inmerecidamente recibimos no son sino una prueba para ver si fuimos capaces de perdonar como tu nos enseñaste y una vez rendida la prueba tú nos compensarás por ese sufrimiento inmerecido.
Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACION, MAS LIBRANOS DEL MAL. Haznos fuertes ,Señor, para vencer la tentación, así como tu venciste al ser tentado en el desierto por el demonio. En múltiples momentos seremos tentados en esta vida. Estate cerca de nosotros, Señor, para que nuestra fortaleza no desfallezca y nos mantengamos siempre firmes, aferrados a vuestra fe y a vuestra palabra.
AMEN: Que así sea. Que se haga tu voluntad y se cumpla tu plan divino.